lunes, 28 de enero de 2013

La voz de la tierra en Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro


Elena Garro sabía reconocer la voz de la tierra.[1] Más allá del esfuerzo poético que se refleja en su obra, la precursora del realismo mágico[2], aunque no gustaba de este mote, orientó su trabajo literario a plasmar la realidad del pueblo y de la mujer. Es una voz fuerte, transgresora, y seguramente una de las mejores escritoras, y de las más importantes, del siglo XX.[3] Elena Garro se caracterizó por su personalidad revoltosa y perspicaz. Amalá Saint-Pierre la describe como una escritora muy interesante en esta época en que hablamos de lo híbrido y lo multicultural y señala que Garro creció en contacto con el mundo campesino, el mundo indígena, con la naturaleza y desde luego con los cuentos de brujas, de fantasmas y de magia que se mentan en la tradición oral popular de México.[4] Quizás por esto Los recuerdos del porvenir[5] es una obra que parece bailar entre lo onírico y lo real, y que recrea toda la cotidianidad de una cultura.
El 16 de diciembre de 1916, Elena Garro nació en Puebla, México en el seno de una familia alegre que la protegía y la amaba en demasía.[6] De su infancia se conoce poco, pero su matrimonio con Octavio Paz fue uno de los más citados en la historia de la literatura mexicana. Fue un ramo de camelias, según Mihaela Comsa, el que la acercó en 1937 al poeta, quien fue su esposo durante 22 años. Relación tumultosa y conflictiva en la cual se unieron dos personalidades “fuertes, intransigentes y severas”.[7] Se divorciaron en 1959, pero fue el mismo Octavio Paz quien la instara a escribir. Garro escribió en todo el espectro literario y periodístico: teatro, novela, poesía, reportaje, entrevista y crónica, son los géneros que la crítica le han adjudicado como más prolíficos.[8]
            Dice Comsa que Elena Garro fue “una de las escritoras mexicanas más controvertidas. Amada y odiada, adulada y repudiada”.[9] Sin embargo, Lucía Melgar en Amalá Saint-Pierre concluye que “Elena Garro es comparable con Juan Rulfo y con Gabriel García Márquez en sus mejores momentos”.[10] La efervescencia de su carácter no limitó su capacidad creadora y creativa, y a pesar de haberse relegado como la exmujer de Octavio Paz, es reconocido su trabajo a nivel internacional.
            Vale la pena mencionar que Garro se autoexilió de México a finales de la década de los 60, luego de que un periódico malversara sus palabras con respecto al movimiento estudiantil de 1968. Este hecho la hizo mantenerse durante muchos años como ciudadana del mundo, viajando constantemente entre España, Francia y de vuelta a México. Comsa, en Elena Garro, personaje de su existencia, cita las palabras que le valieron a Garro el rechazo de la comunidad intelectual mexicana y el exilio al cual ella misma se sometió:
Yo culpo a los intelectuales de ser cuanto ha ocurrido. Estos intelectuales de extrema izquierda que lanzaron a los jóvenes estudiantes a una loca aventura… que ha costado vidas y provocado dolor en muchos hogares mexicanos. Ahora, como cobardes, esos intelectuales se esconden… Son los catedráticos e intelectuales izquierdistas los que los embarcaron en la peligrosa empresa y luego los traicionaron. Que den la cara ahora. No se atreven. [11]
            Comsa afirma que esta declaración le valió el repudio, el rechazo y la humillación y por ella fue considerada traidora al movimiento estudiantil. Lucía Melgar, por su parte, señala que este rechazo influye de manera importante en la carrera de Garro como escritora causando que se autoexilie y huya de México, hecho que causó en ella gran angustia.[12]
            No está de más traer a colación que Elena Garro siempre mantuvo contacto con los sectores precarios de la sociedad mexicana. Ella buscaba visibilizarlos por medio de la denuncia pública o su trabajo periodístico. Melgar, en Saint-Pierre, indica que Garro estuvo involucrada en los movimientos campesinos en la década de los 50, y que debido a los problemas de tierras en México, ella los ayudaba a recuperarlas; cosa que se tomaba bastante personal y que le trajo muchos problemas políticos. Era monarquista y anticomunista, pero a la vez defensora de Zapata y de Villa (7).
            Esta postura intransigente y contestataria la llevaría a Garro a escribir sobre temas políticos y sociales. Un claro ejemplo de esto es la obra Los recuerdos del porvenir. Esta novela fue publicada en 1963, aunque la autora lo escribió entre 1952 y 1953.[13] El tema: Ixtepec, un pueblo asediado por una guerra civil interna, y todo lo que con ello acontece. Narrada con la voz de la tierra, con la voz del pueblo, esta novela transcurre con nostalgia, melancolía y sentimiento de abandono, al que los habitantes están ya acostumbrados. Dividida en dos grandes partes, la primera cuenta una historia de amor imposible y la segunda cómo el pueblo busca liberarse y pierde con ello.
            Rosana Peralta Macías afirma que Los recuerdos del porvenir es una historia de anhelos incumplidos, donde todo un pueblo pierde la ilusión y el porvenir a raíz de la revolución, a la que culpa de sus males. Es la tierra la que habla y cuenta con amalgama de narrador omnisciente y narrador testigo cómo transcurren los incidentes cotidianos, a veces trágicos, a veces cómicos, a veces desgarradores, de esta comunidad. Resaltan personajes particulares, como el presidente Juan Cariño, la niña Isabel Moncada (quien es uno de los elementos más importantes y trágicos de la historia), Julia Andrade, Dorotea y el general Francisco Rosas. La trama transcurre parsimoniosamente con una narración única y cargada de poesía. Inclusive las conversasiones llegan a mostrarse como poemas dialogados:
-Guarde mi secreto. La codicia del general es insaciable. Es un librepensador que persigue la hermosura y el misterio. Sería capaz de tomar una medida persecutoria contra el diccionario y provocaría una catástrofe. El hombre se perdería en un idioma desordenado y el mundo caería convertido en cenizas.
- Seríamos como los perros – explicó la Luchi.
- Peor aún, porque ellos han organizado sus ladridos aunque a nosotros nos resulten incomprensibles. (61)
El narrador, que es aquí testigo de todo lo que acontece en Ixtepec, concibe a los personajes como elementos poéticos. Los romantiza, los construye como un ente que es parte de la misma tierra, parte de una identidad única que se ramifica únicamente desde las percepciones particulares de los personajes. Es aquí donde Juan Cariño, personaje entrañable de la novela, deja ver la percepción única de lo que consideran trágico, aún estando rodeados de desolación y desesperanza:
- ¿Y cómo no he de serlo si ellos (los diccionarios) encierran toda la sabiduría del hombre? ¿Qué haríamos sin los diccionarios? Imposible pensarlo. Ese idioma que hablamos sería ininteligile sin ellos. “¡Ellos!” ¿Qué significa ellos? Nada. Un ruido. Pero si consultamos el diccionario encontramos: “Ellos, tercera persona del plural”. (57)
            Juan Cariño, seguramente el personaje más curioso de la novela, ve en los diccionarios y en la cultura la salvación de este pueblo que está siendo acechado por la constante tragedia y pesar. Siendo él el chulo de las cuscas del pueblo, las culturiza y está constantemente buscando la manera de hacer valer las cuestiones lingüísticas, como poeta frustrado de la historia, como un personaje desquiciado y al mismo tiempo enamorado de su propia locura, pues sabe que esa misma es la que lo convierte en un ser único en el pueblo.
            Dejando atrás a Juan Cariño, la historia ocurre en este pueblo que se ha caracterizado por personajes como Dorotea, las Marías, y la familia Moncada. Esta última está constituida por los hermanos Isabel, Nicolás y Juan, y los padres Martín y Ana Moncada. Ellos son, si de alguna forma pudiese establecerse categóricamente, la familia principal de este relato. Y digo “si pudiese establecerse categóricamente”, porque el papel principal lo juega la tierra, el pueblo, su suelo y sus accidentes. Es la voz de la tierra la que habla en esta obra, un narrador particular que cuenta casi desde sus percepciones subterráneas las vibraciones de lo que afuera sucede:
Aquí estoy, sentado sobre esta piedra aparente. Sólo mi memoria sabe lo que encierra. La veo y me recuerdo, y como agua va al agua, así yo, melancólico, vengo a encontrarme en su imagen cubierta por el polvo. (…) Yo supe de otros tiempos: fui fundado, sitiado, conquistado y engalanado para recibir ejércitos. Supe del goce indecible de la guerra (…). Después me dejaron quieto mucho tiempo. Un día aparecieron nuevos guerreros que me robaron y me cambiaron de sitio. (9)
            Es desde la primera página que se distingue claramente que es la tierra la voz que narra lo que acontece en la cotidianidad de los pobladores. Los personajes son la historia, la voz es la tierra, el espacio físico. Elena Poniatowska afirma en La partícula revoltosa que Garro sabía hablar en nombre de la tierra y de su gente y es así que tras una historia que mezcla amor, tragedia, guerra, muerte, dolor y traición, que el último capítulo de la novela concluye con la misma voz, haciendo énfasis en que quien ha narrado los hechos no es nada más que quien tiene encima esta piedra aparente:
Pasaron las semanas y los meses, y como Juan Cariño nosotros nunca más volvimos a ser nosotros mismos. También Francisco Rosas dejó de ser lo que había sido (…) Aquí sigue la piedra, memoria de mis duelos y final de la fiesta de Carme B. De Arrieta. Gregoria le puso una inscripción que ahora leo. Sus palabras son cohetes apagados. “Soy Isabel Moncada, nacida de Martín Moncada y Ana Cuétara de Moncada, en el pueblo de Ixtepec el primero de diciembre de 1907. En piedra me convertí el 5 de octubre de 1927 delante de los ojos espantados de Gregoria Juárez. Causé desdicha a mis padres y la muerte de mis hermanos Juan y Nicolás. (…) Aquí estaré con mi amor a solas como recuerdo del porvenir por los siglos de los siglos. (286)
            Elena Garro es esa voz. La voz de la historia de México. Esa poesía que emana la cotidianidad. Ese elemento, esa piedra aparente que muere y resucita como en su biografía. Los recuerdos del porvenir es sin duda una pieza magistral de la literatura mexicana, y con estas palabras, las piedras aparentes semejan el habla mientras se sigan descubriendo las voces precarias que buscan ser escuchadas.



1 Elena Poniatowska, en La partícula revoltosa, afirma esto con base en la comparación que se ha hecho al trabajo de Garro con el del consagrado Juan Rulfo. Indica que Elena Garro escribió obras ligadas al campo y a la vida rural, todas de gran envergadura y notables por su autenticidad.
2 Amalá Saint-Pierre indica que así se le ha catalogado a la mexicana. Otras fuentes lo confirman con la prueba cronológica de que Los recuerdos del porvenir fue publicada en 1968, cuatro años antes que Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; esta última, novela consagrada como inauguración del realismo mágico.
3 Diferentes autoras, como Saint-Pierre y Poniatowska, aseguran que el legado literario de Garro es importante a nivel histórico y literario. Incluso afirman que de no haber sido por la sombra de Octavio Paz, o por el incidente con los intelectuales en el 68, Garro hubiese sobresalido mucho más en vida.
4 Saint-Pierre, Amalá. "Elena Garro, heroína trágica entrevista a Lucía Melgar." Los Perros. Abril de 2012: 4-11. Universidad Católica de Chile. Septiembre de 2012. http://teuc.cl/pdf/los_perros_entrevista_melgar.pdf.
5 Garro, Elena. “Los recuerdos del porvenir”. México, D. F. Editorial Joaquín Mortiz, 2010. Todas las citas que procedan de este libro serán indicadas solamente por el número de página en un paréntesis.
6 Mihaela Comsa afirma que algunos biógrafos fechan el nacimiento de Garro en 1920. Este es un dato que varía de autor en autor. La fecha más recurrente es 16 de diciembre de 1916.
7 Comsa, Mihaela. "Elena Garro, personaje de su existencia." 
La Colmena. 2005: No. 45. Universidad Autónoma del Estado de México. Septiembre de 2012. http://www.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena45/Aguijon/Mihaela.html
8 Todas las obras críticas citadas hacen énfasis en la prolificidad literaria y periodística de Garro, y mencionan estos géneros como los que más trabajó la escritora.
9 Comsa hace énfasis en la personalidad conflictiva de Garro en el ensayo Elena Garro, personaje de su existencia. El mismo es una reseña biográfica que reúne los momentos más importantes de la vida de la escritora mexicana.
10 Saint-Pierre, Amalá. "Elena Garro, heroína trágica entrevista a Lucía Melgar." Los Perros. Abril de 2012: 4-11. Universidad Católica de Chile. Septiembre de 2012. http://teuc.cl/pdf/los_perros_entrevista_melgar.pdf.
11 La cita corresponde a Claudio Benaldez Bazán, citado en Mihaela Comsa. La bibliografía correspondiente a esta cita es: Benaldez Bazán, Claudio. Razón y palabra. Revista electrónica de América Latina especializada en tópicos de comunicación. No. 27. Sin fecha.
12 Lucía Melgar, en Saint-Pierre, afirma que este exilio de más de 20 años influyó primero en sus publicaciones y la hizo vivir con miedo, sobre todo del 74 en adelante. En sus cartas se leen grandes problemas económicos y mucho miedo. Hasta los 80, en México se siguió hablando de ella como una conspiradora.
13 Rosana Peralta Macías afirma que Los recuerdos del porvenir fue escrita entre 1952 y 1953, pero fue publicada hasta 1963 con la editorial Joaquín Mortiz, mismo año en que ganó el premio Xavier Villaurrutia como la mejor novela. También agrega que esta novela fue rechazada previamente por las editoriales Seix Barral, de España, y Fabril, de Argentina. 

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